Y nos fuimos de excursión. En realidad ultimamente vamos mucho para recoger leña que usamos en nuestra chimenea. Me encanta el fuego. Me relaja, me proporciona intimidad y hasta el sonido de las ramas quemando me gusta. En casa disfrutamos de una bonita chimena que usamos muchisimo. No entiendo a las personas que dicen que no las usan porque huele. Es cierto, si no tienen un buen tiro huele a humo, pero si no huele poco, pero a hogar. A mi me encanta!
Pues para poder disfrutar de ella mis suegros nos proporcionan unos grandes troncos que almacenan cuando cortan algun arbol de su jardin, pero para que la brasa se haga y mantenga el tronco "con vida" se necesita mucha leña pequeña y seca. Pues bien, en el Castell de Burriac, en la montaña que lo acoge, los forestales dejan muchisima de esta leña en pequeños caminos cuando podan, con la finalidad de que los que queramos la cojamos y de paso limpiemos el bosque. Asi que allá vamos todos, mi marido y los niños y ahora se apunta mi madre. Agarramos grandes bolsas (nada fashion, son las enormes que compramos para el Carrefour pero van super!) y mientras los niños se divierten con los troncos inventando historias, nosotros arrimamos el hombro y cargamos.
Pero antes, siempre, damos un largo paseo por la montaña. Subimos hacia el castillo que la corona, y hasta ahora nos habiamos quedado a la mitad. Unos dias porque se hacía tarde (se tarda más de una hora en subir) otros porque hacía demasiado frío... este penúltimo dia, ibamos con mi madre y nos parecía excesivo para ella. Ya no tiene 30 años y subir requiere un mínimo de esfuerzo que me daba miedo fuese demasiado para su edad. Pero mi pequeña princesa, de 6 años, no estaba dispuesta a renunciar un dia más a la ascensión. Iba avanzando, abriendo camino, y todos, hasta el peque de 3 años, la seguíamos entre caminos y arboleda. Llegó un punto donde la inclinación se hizo más evidente, donde el camino se estrechaba, signo inequívoco de que la cima estaba algo más cerca. Yo sugerí que mi mami y yo diesemos la vuelta y que como los peques estaban tan animados, que lo intentaran con su papi, que nosotras esperábamos abajo. En fin, me miraron todos cual aguafiestas. Mi madre soltó: ni hablar, yo subo! el peque empezó a gritar" anem! y me dejé llevar por el entusiasmo. Final duro, piedras y escaleras de piedra elevadas en el último tramo. Pero lo conseguimos .Las vistas bien valen la pena. Y ver a mi madre feliz junto a todos, con su sonrisa de haber conseguido estar a la altura, con mis hijos gritando a su alrededor y yo y mi marido sonrientes y orgullosos de todos ellos ,fue lo más bonito de la excursión. Animaos si estais por aqui. Os dejo el link para que admireis nuestra azaña. http://www.castillosnet.org/programs/castillosnet.php?tip=inf&dat=barcelona/B-CAS-041
4 comentarios:
Tenéis mucho mérito y seguro que el esfuerzo mereció la pena
si que lo mereció si!!!!! la naturaleza (el mar, la montaña) tiene algo mágico que deberíamos aprovechar más frecuentemente. Una sensación de libertad, de paz contigo misma... bien vale la pena! Un saludo mamacuentista!
Me apunto el castell de Burriac en la lista de excursiones para cuando llegue mejor tiempo aunque yo no soy tan valiente como tú.
Lulu, seguro que tu también puedes! el camino es bueno, agradable y si se te ocurre parar, los pequeños que te pasan te provocan tanta vergüenza (pensar que esas piernecillas suben y tu no...) que sigues adelante! Animo, os encantará. Un saludo y gracias por tu visita.
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