Bendito periodo navideño. Todo empieza ya cuando prácticamente estás guardando tu querido ( o no...) biquini en el armario de las cosa que deben esperar un año a ser de nuevo descubiertas. Tu bronceado aún no ha desaparecido y descubres en las farolas de tu ciudad o pueblo un simpático trineo que lucha por sostenerse bajo el sol abrasador del aún vivo verano. En fin, debe ser que dura tan poco, que nos gusta tanto la fiesta de reencontrarte con familiares que sólo ves en Navidad, que añoramos tanto que tia Enriqueta nos vuelva a pinchar la cara con su pelo puntiagudo de la barbilla como cuando eramos pequeños y no podíamos disimular y después de aquel punchagudo beso/pelo nos rascabamos la cara prometiendo que era la última vez que nos dejábamos... ¡Cómo dura la peluda tia Enriqueta! En fin, vuelve la Navidad. Y todo lo que representa. Mi papá ha muerto. Murió hace sólo 3 meses como muchos ya sabeis pero la vida sigue. No creo que le hubiese gustado verme en casa encerrada sin celebrarla. No era religioso mi padre, era familiar. Le encantaba que fuesemos a su casa a vernos, estar interminables sobremesas juntos , y que comiéramos, que comiéramos mucho, los platos suculentos de mi adorada mami. Pero eso es tema para otro post.
Lo que me sigue sorprendiendo es la cantidad de compromisos "vienessiosi" que debemos afrontar en esta época. Todo el mundo quiere cenar o comer contigo. Hostias! si a fulanita hace justo un año que no la ves! pero toca, nena, que es Navidad.
El mes de diciembre se convierte en el mes de las cenas y comidas copiosas y caras. Tu agenda está más llena que la de la Leticia esa, y no encuentras dia ni hora para quedar con todo el mundo.
Por no decir lo que te va a costar la broma. Entre el menú, que nunca baja de los 40 euros en según que comidas, la pelu de antes, la ropita mona que te comprarás para evitar que la bruja de esa conocida fije sus ojos de tus cartucheras, la colonia que compraste por internet pero que aún así te costó un ojo de la cara y parte de otro... y después las horas que dedicarás a quitarte tanta grasa y calorías del cuerpo, en dietistas, gimnasios, etc... la bromita de tanta reunión se convierte en un gran agujero para tu economía. Y que decir tiene si además debes contratar los servicios de una canguro... ¡no hay! ¡todas están de cena!
Me niego, no quiero ir a todas. ¿Por qué no me llaman durante el resto del año? gustosa distribuiré mi tiempo y mis gastos. No quiero que el mes de diciembre sea una maratón de besos de carmín en mis mejillas ,de "holaquebienestásdespuésdetantotiempo" de, "pueschicanosabeslasganasqueteniadeverte" de "nopuedo,realmentetengolaagendaatope"; de"esunrestaurantefeo,nomegustanada,aunqueyonomemolesteenreservarnunca"....
A mi lo que me apetece de veras es estar con los mios, cenar con mi chico, con mi mami, con mis hijos, con mis amigos de siempre si se puede, si no ya nos veremos en enero, como hacemos los que realmente queremos vernos y no porque toque.... Soy huraña, tal vez, pero no quiero cenar contigo en diciembre. Ea!
2 comentarios:
¡Hola! A pesar de haber pasado u8n periodo lleno de trabajo, nunca dejé de leerte (aunque sí de comentarte). Me han encantado los posts hablando de tus hijos. También los del sitio de trabajo. Y en cuanto a lo de Infidels, ¡yo creo que follan mucho porque no están casadas! Es así de duro.
A mí, en cambio, lo único que me gusta de la Navidad es estos reencuentros que le dan salsa... Y que duren muchos años más.
Hola Metafrastida! cuanto he echado de menos tus comentarios! Bienvenida de nuevo! Esto de trabajar tanto nos va a matar....
Disfruta mucho de tus encuentros navideños, una vez leí en un post, que una madre, cuando se arregla, es la mejor de la fiesta. No nos ponemos en ello mucho, pero cuando nos ponemos... BESOS MIL!
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