Todo el mundo hace balance estos dias. Todos corriendo, todos mirando atrás para ver y sobretodo medir la cantidad de cosas que hicieron o pasaron por el mundo. A mi, lo que más me ha marcado ha sido la muerte de mi padre, esa ausencia que aún no consigo superar, esa cercanía de la muerte que apareció un verano y se llevó una parte de todos nosotros, que nos dejó un rincón oscuro en nuestro corazón, como quemado, inservible, irreparable. Pero es el ciclo de la vida, unos se van y otros llegan. Así es, y a todos nos tocará.El resto del año ha sido movidito, acabar un trabajo rutinario y monótono en una organización que no me trató muy bien, fue la mejor decisión que tomé. ¡Qué alivio! ¡Qué liberación! Después me adentré en dos proyectos muy interesantes, uno con EVOLUTION, un nuevo sistema de enseñanza de tenis y otro con Starbene Benedepil, franquicias de estética. La verdad es que en ambos proyectos pude realizar un trabajo libre, creativo, con gente maja, muy maja, que me dejó hacer, que valoró cada logro, que compartió sin objeciones cada fracaso (aunque estoy orgullosa, no hubo muchos). Este verano trabajé de coordinadora de un Campus de Verano. Definitivamente lo hice para ayudar a alguien super especial para mi, pero ya no tengo edad, ¡que pesadez tanto enano junto! Y por fin, hasta la fecha, el trabajo que estaba buscando durante mucho tiempo: gente de la que aprender, mucho que aportar, respeto, mucho respeto, e inteligencia profesional y emocional. Nada más que añadir... bueno, sí, ¡que dure!
En el plano personal, a parte de lo ya mencionado como un punto de inflexión, la felicidad más absoluta que consiguen darme mi marido y mis hijos. Los amo. A todos. Me reconfortan, me quieren y me lo demuestran, son felices y me hacen feliz a mi... Nada más que pedir. Sin ellos, el motor de mi vida, mi gasolina, ahora mismo no encontraría una gran razón para estar alegre. Los peques me cansan muchas veces, me enfadan, me alteran, pero me aman. Y yo lo noto. Ese amor limpio, puro, que sólo conocemos los que somos capaces de compartir nuestra última cucharada de helado sin pena, pisar el frío suelo por la noche cada vez que oigamos un pequeño quejido sin sentir que es un incordio, aplaudir como loca cualquier apunte de actuación de tus hijos en algun festival, dejar de asistir al cine para ver pelis potables y convertirte en asidua de producciones de Walt Disney, gastarte fortunas en tallas inferiores a la 10 y pasar corriendo, casi derrapando, por la sección de mujer para no caer en la tentación de comprarte ni siquiera unas medias.... En fin, todo lo que las madres sabemos a lo que renunciamos, aunque sea por un tiempo, pero que nos da "plin" con tal de verlos tan felices.
Respecto a mi pareja soy la mujer más afortunada del mundo. Yo, como muchos ya sabeis, estuve casada ya, un auténtico fracaso, y por ello, sé apreciar y mucho la convivencia actual que tengo. Me encanta mi marido, con todas sus virtudes y sus defectos (si lees esto, acuerdate de tender la lavadora, querido...) Es guapo, muy, pero que muy bueno(¡y está bueno, pero que muy bueno!) paciente conmigo, con sus hijos, con sus compañeros de trabajo, en fin, que lo amo. Es cierto que todas las mujeres enamoradas deben pensar lo mismo de sus parejas, pero yo ya llevo 10 años con él y me parece que hace 5 minutos que me dió el primer beso.
Balance, de una familia a la que adoro: mis hermanos y mi madre. Y me doy más cuenta desde que mi padre nos unió a los 4 en aquella habitación de la UCI. Son mi sangre, mis recuerdos, mis logros, mis fracasos, todo juntico, todo revuelto, pero son una parte de mi alma. No se pueden separar de mi porque son parte de mi.
Y todos los que me aguantan, me miman, me hacen sentir querida, todos los que me leeis, que me encanta y me hace sentir feliz ver como dia a dia aumenta mi número de lectores. Me entusiasma comunicarme con todos, me apasiona escribir, sentir que me abro al mundo... FELIZ AÑO 2011. Feliz de verdad.
