Cálmate, que me irritas.
Me irritas cuando me miras asi, cuando no escuchas y solo esperas para pisarme
las frases.
Cálmate que me irritas. Me irrita tu ceño fruncido sin
haber pensado antes lo que vas a soltar por tu boca.
Cálmate que me irritas. Me irrita tu tono de voz, tan y
tan alto como si la elevación de los decibelios fuese directamente proporcional
a la capacidad de entender de tu interlocutor.
Cálmate que me irritas. Me irrita que pienses que con la
fuerza se consigue todo, que empujando llegas antes, que no escuchar al
diferente es síntoma de tener firmeza de criterio, de tener la razón de tu
lado.
Cálmate que me irritas. Me irrita tu poca flexibilidad
para cambiar ideas, pensamientos, maneras de actuar... Saber adaptarse, tener empatía,
es sinónimo de gran inteligencia emocional.
Cálmate por Dios, cálmate que me asustas... y asustas a
los míos. Y eso, eso sí que no lo permito. Mira que subo el tono de voz, frunzo
el ceño,voy a dejar de escucharte y.....
Ahora aplicadlo a quien queráis, el momento que queráis,
el bando que más os guste, pero reflexionemos. Calma.
Y sobre todo respeto. ¿O es que algunos ya no saben qué es
eso?