Nunca pensé que podría escribir así, en el estado que me siento. Nunca hubiese dicho que sería capaz de sentarme delante del teclado y sentirme bien, cuando ahora mismo, me siento tan revuelta por dentro. Nunca hubiera imaginado cuanto me reconforta plasmar mis sentimientos en un papel.. o en su defecto, en este blog.
Ayer mi padre sufrió un accidente muy grave. No voy a dar detalles. No me apetece. Y ahora solo quiero aliviar esta presión que siento en mi estómago y en mis ojos. Nada más.
Es curioso, él, que tiene tantos defectos a mis ojos. Que nos parecemos tan poco y a la vez tanto. Que siempre he estado en contra de sus opiniones aunque siempre he buscado su aprobación a todo lo que he hecho. Él que se guia más por la pasión que por la razón. Él, hombre egoísta a veces, pero generoso la mayoría de las ocasiones. Él, con su problema de siempre y esa rabia mía porque nunca logró superarlo. Pero es mi padre. Con todos los momentos que ahora se aprietan buscando su protagonismo en este puzzle de recuerdos que tengo en la cabeza. Las salidas de los domingos al campo de futbol, su permisividad delante de la autoridad de mi madre, sus bolsillos llenos de cacahuetes, caramelos, almendras... cualquier cosa que llamara la atención mia o de mis hermanos para que rebuscasemos en ellos. Sus defectos, que no son pocos, y sus virtudes que se caracterizan sobretodo por ser un hombre bueno.
Por ello, toda mi fuerza, papá. Tu puedes y debes. Y yo voy a estar ahi para verlo. Nada más. Porque no hay nada más que añadir. Te vas a recuperar y punto .En este caso, no admito replica.