LLEVO BRAGAS (PERDÓN, CULOTTE) DE HANNA MONTANA

Todo tiene una explicación... en fin, cuando una se convierte en madre el mundo cambia. Eso es lo que te dicen las mamis antes de tener tú el primer retoño, pero aunque suene a tópico típico tienen toda la razón... aunque carge mucho oirlo cuando tú aún ni piensas en acunar a un bebé en tu casa.

Antes de ser madres todas tenemos un punto escrupuloso la mar de razonable y normal. Ver a tu vecino de carabana en la autopista buscándose el moco que justo tiene dentro del ojo, o sentarte en una taza de lavabo sintiendo la humedad de alguien que la bautizó antes de llegar tú, o encontrar un pelo en tu bechamel, o incluso ver a alguien sonándose en el metro con un pañuelo de papel más pequeño que el tiquet de la entrada de un cine... pues eso, nos daba muchísimo asco. Puag! no quiero ni pensarlo.

Una vez te haces madre todo cambia: desde el primer día de parir limpias unas cacas negras, espesas, que se pegan a las toallitas y te hacen pensar que has parido un allien en lugar de un bebé: le llaman meconio pero bien le podían llamar demonio (de caca se entiende) que cosa más fea y asquerosa! Después vienen todo tipo de guarradas varias, que si cacas flojas cuando tienen diarrea que tu limpias dando incluso besitos a su culo, que si vómitos de leche permanentes en tu hombro, que bien podía ser el último hit de David Delfín en la pasarela: esos pegajos blancos en tus jerseys que te acompañan mientras son lactantes... ¿o qué decir de los sacamocos Narinel? si los conoceis sabréis de lo que hablo: son unos sorbedores de mocos que por suerte tienen una espumita que retiene el moco que tú absorbes con tu boca.. si, si, con tu boca... en fín, todas las manías desaparecen. Y eso sólo hablando de las guarradas varías que lleva consigo ser madre.

¿Qué pasa con nuestra alimentación? Desde que pares tu vida se convierte en una dieta perpetua. Dieta post-parto, dieta post-lactancia, dieta post-primer año, segundo ,tercero.... dieta perpetua que se parece tanto a cadena perpetua.... Y es que el cuerpo te cambia, es verdad, pero la alimentación también. Ahora estás tan cansada, preparas tantos menús, que el tuyo es un plato combinado. Y no, no penseis en esos platos combinados de los bares de carretera o facultad, si no en los de  acabarte lo que cada hijo dejó en su plato. ¿Y sin ascos, eh? que si babeó un poco la ensalada, con el vinagre ni se nota... ¡no vas a tirar semejante comida como está todo de caro! ¿Chupada la manzana y algo roída? ¡pero si está entera!, pues eso, como es manzana me la como que no engorda, aunque antes te hayas cruspido el donette de la merienda y te hayas acabado el zumo super calórico que tu pequeñín se empeñó en abrir cuando tú sabias perfectamente que sólo iba a mojarse los labios de los 33mml que tiene el maldito brick....

Y en mi caso, el de hoy, unas bragas (perdón culotte) de Hanna Montana. Mi hija mayor de 10 años es una maniatica de "es que me aprieta"! y con este rollo todos le compramos la ropa 5 tallas más grandes. Y ella tan contenta. Con todo menos con estas bragas (perdón culotte) que la pobre se las ha probado y las ha vuelto a dejar en el cajón sin estrenar en más de una ocasión. La verdad es que son monísimas (perdón monísimos) y a mi me dolia el alma tener semejante lenceria muerta de asco en el cajón. Asi que hoy, después de la ducha, las he estrenado... no se si cuando me desvista y me vea con las estrellitas de Hanna en semejante sitio me encuentre seria y formal, pero chica, hoy en dia no está nada para desperdiciar y yo, después de mis multiples dietas, aún me puedo poner unas bragas (perdón culotte) de Hanna sin parecer que me voy de carnaval... o si?