Hoy tengo el dia tonto... es normal, creo yo. Para valorar los días buenos, debemos tener días malos. Y no es que me tire por las paredes, arranque los cuadros con las uñas mientras sorbo los mocos del llanto y me jale los pelos con desesperación, no, no es eso. Simplemente tengo el día tonto. Que si hoy me dices que no me quieres, que me dejas de ver o leer para siempre, que tengo que pagar una multa, que subió la gasolina un 80% (como decretó el gobierno de Evo en Bolivia estos dias) que me va a salir un grano en la nariz en Fin de Año, que este enero no va a haber rebajas, que se me va a romper un tacón en pleno paseo, que.... pues a mi plim! ni me importa. Tengo el día tonto. No me importa nada un carajo. Hoy no tengo ganas de ser fuerte, de luchar por mostrarme contenta por los demás, de ser simpática, agradable o una buena compañía. Hoy no. ¿Sabes por qué? pues eso, porque tengo el día tonto.
Yo soy una mujer con empeño, con ganas de superarlo todo, por mi y por los míos. Incluso por los que sólo conozco un poquito. No me permito flaquear, ser débil. Me obligo a seguir adelante. Pero, mira por donde, hoy no me apece. No es que vaya a dejarme crecer el bigote, ni que nunca más acuda a mis sesiones de fotodepilación, ni que vaya a pasarme el resto de días comiendo porquerías, delante de la tele, en pijama y con una caja de pañuelos de papel sobre la falda. No, no es eso. Es que hoy tengo el día tonto. E igual que cuando haces dieta, y te permites algún dia un extra, como un bomboncito o una copita de vino, pues hoy es mi extra. Que no, que hoy no tengo ganas, hombre, que tengo el día tonto....
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