LAS COLONIAS... Y SUCEDANEOS

Es la primera vez que voy a escribir por encargo... se lo dedico a quien me ha pedido que escriba sobre la publicidad de las marcas de colonias en Navidad. Es divertido escribir sobre algo que te sugieren, como cuando en los 90 llamabamos a la radio y pediamos una canción. Pues eso, va por ti Marta.

Yo soy una feminista por naturaleza. No me avergüenzo ni reniego. Los que menospreciaron este término son, mayoritariamente dos grupos:

1. los hombres llamados machos que asociaron a las primeras mujeres que renegaron seguir los cánones de belleza femeninos ( aunque a mi me gusten esos cánones que a mi la Sarah Jessica Parker esa no me gana...) a ser marimachos, tortilleras (el término lesbiana para ellos era demasiado respetuoso), bigotudas y cuanto menos que sindicalistas a las que les hacía falta "un buen polvo" para volver a entrar en razón.

2. Las mujeres que, sintiéndose abrigadas por costumbres machistas como que nos piropeen por la calle o que nos miren el canalillo mientras expones tu trabajo en una reunión, reniegan a tener que realizar trabajos que deban ser medidos sólo por la evaluación de su trabajo. Prefieren que sean medidas por el ancho de sus pechos o por el contoneo de sus caderas, o en algunos casos, por lo limpia que tienen la casa y lo suculento de sus guisos.

Pues bien, a parte de eso, existimos mujeres, mayoritariamente aunque algun hombre inteligente también se apunte, una parte de la sociedad que nos consideramos feministas sin necesidad de llevar mostacho, las ingles como selvas, y el entrecejo como el Amazonas. Estos días, mi lado más feminista anda revolucionado. Supongo que como el de mi conocida, Marta.

Desde el "busco a un hombre llamado Jacks" de los 80 hasta el Axel de nuestros días los publicistas han canviado la imagen, las modelos, pero no el mensaje. Si eres hombre y te pones esas colonias, las tias perderemos el sentido, nuestras hormonas  se volveran locas por tus feromonas, nuestros ojos se llenaran de luz y nuestra boca se tornará sensual y carnosa, aunque tengamos un herpes en todo su apogeo.

Ellos, por su parte, se transformarán en macho men, sus genitales  se denominarán "el  paquetón" y tendrán que quitarse las tías de encima. Eso sí, las tías que les perseguiran no tendran que llevarse la toalla enganchada al culo en verano cuando lleguen a la orilla del mar para ocultar su parte trasera llena de molestos bultitos, ni serán las típicas mujeres que encojan su barriga cuando pasen por un aparador, ni tendrán algunas molestas arruguitas sobre el labio superior.

Ellos, también por su parte, no tendrán una talla más  en su perimetro barriguero, ni tendrán un heliopuerto encima de su cabeza, ni les crecerán pelos en las orejas cuando cumplan los 70. Ah! perdón, que para esa edad llevar colonia ya no se estila.

También están los anuncios que muestran a hombres y mujeres como agilipollados (con perdón) que sin mediar palabra, se cruzan, se miran , se rozan, se asombran de nosequé, no hablan, nunca hablan más que al final, para decir" tresor" o " coco, coco chanel" (que no viene ni a cuento....) o... je suis...(porqué sólo hablan francés?)o .... gente rara, tu, muy rara, pero se ve que se lleva.

En fin, que los anuncios de las colonias cada año vuelven a casa por Navidad. Y vuelven igual de idiotas que siempre. Lástima, es un buen producto, yo amo los perfumes y las colonias, pero si cuando me encuentre a mi marido por la mañana en el pasillo de casa, yo con bata, él con pijama, mis pelos aún revueltos de la ducha, él con arrugas de la sábana en la cara, tenemos que emitir un gemidito, mirarnos, rozarnos los dorsos de las manos, y salir corriendo cual hubiesemos visto un caimán en la nevera, yo paso.