viernes, 5 de noviembre de 2010

El presidente de Serbia pide perdón por la matanza de la localidad croata de Vukovar



En fin, ayer lo vi en la televisión. No lo sabía. No tengo perdón. El tema de la guerra de los antiguos Balcanes me pilló en una etapa personal demasiado joven y en la que la política internacional no era mi fuerte. Ahora tampoco pero me avergüenzo de no haber estado más atenta. Me avergüenzo mucho .Igual que ahora. El otro día veía una película, Blood Diamond(Diamante de Sangre) que se mueve en el caos que la guerra civil de Sierra Leona dejaba a su paso por intereses económicos internacionales. No es una gran película, la narración deja mucho que desear, pero en ciertos momentos consiguió remover mis pensamientos, mi percepción de la realidad mundial... si fueran mis hijos quienes corrieran aterrorizados al sonido de las balas... si fueran mi marido quien muriera atravesado por un trozo de tronco o machacado con la culata de un arma.. si fuera mi cuerpo el que sufriera una violación tras otra para acabar degollada.... No es tan extraño. Es lejano, pero no extraño. Está pasando. Y ahora, desde nuestras butacas nos escandalizamos con el pueblo alemán pensando que cómo podían vivir tan tranquilos mientras miles de judios morían en cámaras de gas. Nosotros estamos haciendo lo mismo. E hicimos lo mismo con la desaparecida Yugoslavia. Aquí no valían excusas de lejanía o culturas diferentes a la nuestra. Ahora seguimos visitando sus playas croatas remojando nuestros culos tan felices... pero cuando ayer vi las imagenes de la matanza de aquellas personas en la fábrica de cerdos después de haber sido arrastrados desde el hospital, cuando vi las caras de las mujeres y niños que fueron deportados de su pueblo sin contemplaciones... Me pasé el perdón del presidente de Servia por el culo. Cierto que el Sr. Boris Tadic ha realizado un acto que otros no se atrevieron; cierto que no estamos acostumbrados a esto; cierto que muchos deberían hacerlo, por respeto, no ya por las victimas a las que nadie devolverá la vida, si no por los familiares que los recuerdan... Pero un acto así no es nada más que una exhibición política de cara a la galería. Estaría mucho mejor que se pusiesen en marcha ayudas económicas y sociales para la gente que fue deportada. Es sólo un ejemplo. Yo no soy ni política ni economista, pero creo que por respeto, una nación que invade y vapulea a un pueblo, debe hacerse responsable más allá de un paseo por las cámaras. Este mundo, a veces, es una verdadera mierda.

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