Dentro de todos los deportes en los que de alguna manera me he iniciado, me quedo, indiscutiblemente con el tenis. Hace unos 16 años que lo practico, más o menos y me ha proporcionado momentos de verdadero placer. En mis inicios, ya en una edad entradita (estos deportes es mejor empezarlos desde niña) me apliqué incansablemente, contratando clases particulares y diciendo que sí a cualquier partido que me propusiesen para mejorar mi nivel. Nunca he sido una jugadora destacada, amante de la competividad y la rivalidad, más bien al contrario. Mi caracter en la pista se funde con la tierra de la superficie en la que juego y dejo de ser la mujer con genio y pronto que siempre peco tener, para convertirme en una luchadora nata. Lucho, sí, con todas mis fuerzas y energías, aunque mis habilidades se pierdan y no acabe de encontrar el camino hacia el triunfo. Eso sí, soy como en la vida misma, una persona cumplidora de las reglas. Nunca me vereis cantando una bola out si no lo tengo claro, ni intentando ganar por todos los medios. Lo considero absurdo. Como lo es para mí, oir incansablemente en las pistas de al lado, a hombres y mujeres ya entrados en edad de razonar, perder los papeles por un resultado negativo, y quejarse, gritar y casi llegar a las manos en algunos extremos, por una pelota dudosa... En fin, no va conmigo. Yo prefiero disfrutar, perder si es necesario (de hecho es mi estado normal después de un partido... muy a mi pesar!) pero sentir el placer de correr, hacer correr al contrario y sentir el sol y la luz sobre mi piel mientras me siento limpia, ligera, como una niña....
Ayer recibí la llamada de una contrincante para jugar un partido que tengo pendiente de los que me restan del campeonato al cual estoy apuntada. Como os he comentado anteriormente, no me gusta competir, pero en septiembre pasado decidí cambiar de club, y apuntarme a este campeonato era una alternativa para conocer gente de mi mismo nivel . Pues bien, resulta que estoy lesionada, que no puedo, y así se lo comuniqué a mi rival. Ella me deseó pronta recuperación, pero me apuntó: pues si no me dices lo contrario, te usaré para hacer una pequeña trampa... Trampa? dije yo, si, me contestó, necesito los puntos de nuestro partido para consolidarme en la clasificación y estar más tranquila... te importa? Estuve a punto de decirle que sí me importa, que estas actitudes egoístas me producen náuseas, que no es legal, que para eso vaya a una tienda de todo a 1€ y se compre el trofeo más grande que encuentre, que disfrutar del triunfo después del esfuerzo es la mayor recompensa y que me estaba pidiendo ser cómplice de un pequeño engaño colectivo... Pero, ya no tengo edad para intentar educar a personas que pasan de los 40, que mi negativa nada hubiera cambiado, porque en el fondo, alguién que me pide algo así no cambiará ni tiene mis mismos valores...
Espero recuperarme pronto y ¡hacerle el partido de mi vida! Tanta trampa merece deportiva humillación... alguién me entrenará para conseguirlo?
4 comentarios:
El deporte a nivel amateur es un caldo de cultivo de mezquindad. Mira los partidos de futbol de las liguillas estas de amigotes, es como estar en el Bronx. De repente, el tranquilo administrativo puede romperte la pierna y el bondadoso ejecutivo no para de insultarte. Pero supongo que el ser humano necesita válbulas de escape.
Lo de esta contrincante tuya es tan triste que yo le daría todos los puntos, el open USA y el Roand Garros, que se los lleve a casa se cuelgue los trofeos en el lavabo y el garaje, como los millonarios horteras.
¡Un abrazo!
totalmente de acuerdo contigo... yo aún no he reaccionado a la petición..Estoy por darme de baja y así todos mis resultados, anteriores y futuros no cuentan.... Aunque lo más práctico será darselos como bien dices!
No necesitas que nadie te entrene, con esa reflexíón y tan buenos principios, tú ya tienes un mayor triunfo... y me quedo con esto: disfrutar del triunfo después del esfuerzo es la mayor recompensa.
Gracias Vane, creo que compartimos los mismos valores tu y yo....
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