El próximo domingo es el cumpleaños de mi pareja. ¡Bueno de mi marido! que nos casamos el pasado julio después de 9 años de feliz convivencia, y no me acostumbro aún a llamarlo marido... en fin ,esto es tema para otro post.
En estos momentos de mi vida, ando pelín estresada. Entre mi colaboración con la empresa de estética, mi casa, los peques, yo misma... en fin, nada nuevo para cualquier mujer de hoy en dia. Pero para mi, que me gusta disfrutar de la vida, es un poquito de estrés. Pues eso, que como el domingo es el cumple de mi chico, debía comprarle su regalito. Es raro que no lo tuviera ya, con lo previsora que soy (para que os hagais una idea, hoy, como cada dia, a las 8.30 am ya tenía preparada la ropa de mis hijos para mañana.... ¡no puedo evitarlo!)pero aún no lo habia comprado. Eso me creaba una angustia que ni os imaginais. Ni tenía claro dónde, ni si era lo que pensaba lo que debía comprar... en fin, un gran dilema. Pero cuando esta mañana me decidí a robarle algo de tiempo a mi dia, ir a buscar su regalo, entrar en la tienda, buscar, preguntar y comprar... ¡me sentí tan feliz! Feliz por regalar, por pensar en su cara, por estar nerviosa a ver si he acertado o no... por hacerlo feliz a él, que tanto se lo merece.
Regalar es todo un placer. No cuando compras o lo haces porque toca, por compromiso... si no cuando piensas qué le gustará, cuando te aventuras a comprar, cuando imaginas su cara al verlo, y cuando las mariposas o culebrillas se amontonan en tu barriga esperando su cara una vez ha acabado de desenvolver el regalo... ¡¡¡¡¡¡¡¡claro que si la cagas es una sensación horrible!!!!!!!!!! No pienso decir qué compré, que mi maridín es seguidor de mi blog... a esperar al domingo, hombre!
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