Tener un nombre bonito, un nombre que te guste, un nombre con el que te sientas identificado es importante. Porque no nos engañemos, es para siempre. Pocos son los que se lo cambian, aunque se pueda. Pocos dan ese paso. No se si es por respeto a tus padres, por pereza o incluso por no saber exactamente si con el cambio perdemos parte de nuestro pasado. A mí, mi nombre me gusta. Me suena a mi. Paradojico pensamiento.... Pero claro, hay otras personas que no piensan lo mismo.
El problema reside, a mi parecer, no tanto en si te gusta o no, sino en si tus padres pensaron en ti, en tu futuro, cuando te lo pusieron. Conozco cierto niño del colegio de mi hija que se llama Joan. Hasta aqui todo normal. Nombre realmente típico aqui, en Catalunya. Pero resulta que el apellido es Petit: Joan Petit. Existe una canción popular infantil que tiene como protagonista un niño llamado Joan Petit, que se pasa toda la canción bailando con diferentes partes de su cuerpo y acaba, finalmente bailando con su culo. Y la aprendemos todos los catalanitos de turno. Así que este pobre niño de la escuela de mi hija, se pasará las fiestas de fin de curso, siendo la mofa de todos... ¿Es que sus padres no podían haber hecho esta reflexión? Por Dios, que todo el mundo aqui conoce la cancioncita....
Otros, no tanto el juego de nombre apellido, tienen el problema en los diminutivos. Que te llamas Pepe, pues te llaman Pepito. Y Pepito te quedas con 87 años.... que no es serio!
¿Y los sobrenombres? entre el Pijerío españolito está llamarse Cuca, Cuqui o similar para mujeres y Pocholo o Pipi (os juro que existe un tio así entre los famosillos) para los hombres. Pues bien, para mi es vergonzoso. No me imagino semejantes nombres en la mesa de unos ponentes sobre el cambio climático.... ni anunciado en la megafonía de un congreso de médicos: el Sr. Pipi nos hablará sobre los problemas de próstata o la Sra. Cuca sobre la fimosis masculina....
En fin, que como padres deberíamos pensar en que no sólo nos gustase el nombre, si no que no suponga un problema para nuestros hijos en el futuro. Porque para gustos los colores, pero para carnaza de chistes y mofas ya hay otras cosas, ¡ no se lo pongamos a los demás en bandeja!
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