Tarde de primavera. El sol brilla suavemente. Aún no quema como en verano. La luz nos acompaña hasta bien entrada la vespertina. Todo parece mucho más alegre. La genta pasea más, sonrie más, se relaciona más. Todo parece idílico. Los mejores poemas de amor se escriben en esta época. Los niños también están más contentos... pueden estar más tiempo en el parque sin llevar esos abrigos que les oprimen!

 De golpe, los arboles empiezan a florecer. Todo se impregna de color y olor. Todo vuela en ese aire de armonía de la naturaleza. Y me imagino la escena:

un parque, dos enamorados, sentados en un banco, media  tarde, mirandose muy cerquita, a punto de rozar sus labios, ella lo mira, él la mira ( o del mismo sexo como querais), acercan sus rostros, él nota su deseo entre las piernas, ella también, el suyo y el de él (que queda algo más visible, todo hay que decirlo)... abren sus bocas sutilmente y cuando están a punto de consumar su unión lengual... ACHUUUUUUUUUUUUUUSSSS!

-Pero Pepe, que me has dejado la cara llena de tu estornudo.

-Do ciento, pecioza, ez la Pimavera.

-que te altera?

-DO,DO, Que me da adergia.

Bienvenido polen, mis sentidos te estaban esperando. ACHUSSSSSSSSSSS! Os ha llegado? sorry.