Las personas, por mucho que nos empeñemos en ser diferentes, en cambiar constantemente nuestros hábitos, somos animales de rutina. Los grandes pediatras y psicólogos infantiles nos enseñan que para conseguir la seguridad emocional de nuestro bebé, debemos repetir siempre los mismos rituales en la medida de lo posible. Misma hora para el baño, paseo, sueño diurno y nocturno... y es cierto, cuando cambias la rutina a tu pequeñín está irascible y extraño.
Los adultos no somos menos. Nos quejamos de la rutina, inventamos mil deportes y actividades para romperla, pero amamos dominar nuestro entorno. Es verdad que en verano, por eso de las vacaciones, o en invierno los afortunados que disfrutan también de su tiempo "blanco" en las montañas, nos animamos a romperla y nos encanta. Pero es solo un espejismo. Cuando quedan pocos dias para la vuelta a la rutina, ya abandonamos el mar, los bartulos de recreo y empleamos tiempo en preparar lo que nos acontecerá. No será otra cosa que la vuelta a la normalidad. Y lo digo de manera positiva, porque de este modo, valoraremos mucho más cualquier evento que nos haga romper esa tediosa pero amada rutina.
El próximo miércoles empiezo un nuevo trabajo. Parece realmente interesante. Pero me fastidia volver a ser "la nueva". Quiere esto decir, creo yo, que como no domino la situación ni el entorno, me siento insegura. Como los bebés. Sólo que en este caso, me servirá para romper la rutina de echar tanto de menos a mi papi....
2 comentarios:
La rutina es lo peor que le puede pasar al ser humano desde mi punto de vista, no hay nada peor en esta vida que no poder ser libre.
Unos pocos días de vacaciones al año no valen para nada, solo para que sea mas desesperante volver a lo mismo de siempre.
Tal vez tengas razón Morris, pero yo hablo de elementos cotidianos que te gustan, te dan seguridad, aunqie como bien dices, las vacaciones son solo un espejismo de lo que nos gustaría prolongar. Bienvenido!
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