viernes, 25 de junio de 2010

No toques lo que es mio!


Hoy era mi tarde. Mi marido se quedaba con los tres niños y yo me dedicaba a ponerme al dia en temas de trabajo. Muchas cosas que quería adelantar. Y después... ¡de compras! tengo algunos compromisos que requieren ropa formal y otros muy informal así que decidí sobre las 6 de la tarde darme un respiro. Llevaba todo el dia enganchada al ordenador,y esto me iba a ir muy bien. Me arreglé, me aseguré de que no dejaba ninguna luz abierta (la especialidad de la casa) y conecté la alarma. Mi moto y ¡de compras! Cuando llevaba un par de horas (¡que pronto pasa el tiempo haciendo shopping madre!) me llaman al movil. Un numero larguísimo.... otra promoción de móviles o de vinos o de que se yo, pensé. Pero raro en mi, he atendido la llamada. Central de Alarmas, me dice, me pide mi codigo y me cuenta que han saltado todas las alarmas en casa. Que si podía haber algun familiar dentro. Le digo extrañada que no y me indica que envía a la policia. También me pide que me acerque al domicilio. Así lo hago. Me duele el estómago. Empiezo a temer que hayan entrado en casa. Llego, la alarma ya no suena pero veo que se acerca un coche de policia... La vecina sale corriendo: ¡te han entrado! grita... así que es verdad, pienso yo... no ha sido un error. Yo no me atrevo a entrar sola... los policias amablemente se ofrecen a acompañarme. ¡Un negro, un marroquí y un blanco, los he visto salir corriendo! me vuelve a gritar la vecina asustada. Malditos cabrones, pienso yo. No parece que hayan conseguido entrar, me dice la policia, se ve la persiana del comedor forzada, pero no está subida. Se van, me indican que volverán. Van a dar una vuelta a ver si localizan a los sospechosos.... me quedo sola. Tengo miedo. Llamo a mi marido. Le cuento, tengo miedo, le digo. Subo a la segunda planta... y veo sobre la cama algunos objetos mios que estoy segurísima yo no dejé allí . Tengo más miedo. Vete de casa, me dice mi compañero. Vete. Y mi cabeza sólo piensa en salir de allí. Tengo mucho más miedo. ¿Y si están aun arriba? ¿Y si me están oyendo con más miedo que yo ? salgo de casa. Busco alguien conocido. Me siento sola, tengo miedo. Mi vecina me ofrece a su marido para subir. Gracias, pero acaba de llegar la policia de nuevo. No es cuestión de abusar del marido de nadie. Además seguramente el hombre tenía más miedo que yo, pero claro, como lo había ofrecido su mujer....

Les comento a los mossos que he visto cosas raras en mi habitación. Me acompañan. Efectivamente, han entrado y han intentado robar dinero. Malditos usurpadores de lo ajeno. Me empieza a entrar una rabia que a duras penas puedo contener. No soy rica, soy una trabajadora más. Tengo hijos a los que proteger y cuidar. Una vida que vivir, y estos cabrones pretenden apropiarse de mi parcela privada. Mierdosos, no toqueis lo que no es vuestro. Siempre defendí la inmigración y no voy a generalizar por esto, pero asco me dan los que vienen aqui a robar. No toques lo que no es tuyo, respeta a tu prójimo, ese debe ser el lema aqui, en Africa, en América, en Asia... de donde vengas ,cabrón!

jueves, 24 de junio de 2010

COMO CAMBIAN LAS PERCEPCIONES CON LA EDAD


Sant Joan, noche mágica para mi donde las haya. Luz, color, sonido, alegría, coca (me encantan algunas...) cava, risas, terrazas engalanadas para la fiesta, vestidos que dejan al descubierto cuerpos bronceados, música en todos los rincones. Fuego, calor mediterraneo.

Pero las cosas cambian, tienen etapas.

La primera de mi vida la recuerdo de pequeña, esas fiestas en la terraza de mis padres, con muchos papelitos de colores adornándolo todo, el tocadiscos que mis primos y yo mirábamos embelesados intentando adivinar cómo podían salir esas notas de un trozo de plástico que simplemente daba vueltas... ¡y ojo con tocarlo! el manotazo de papi o mami o de cualquier adulto que se preciara, no tardaba en llegar. Los cohetes que esperabamos como agua de mayo: tenían juguetitos de plástico dentro y ¡eran la sensación de la verbena! pero eso sí, llegaban al final.
Las risas de los adultos con los cuerpos entrelazados, bailando, bebiendo, riendo, y nosotros, los pequeños ¡nos sentíamos tan grandes! esa noche no había hora para ir a dormir. Tirabamos petardos, bengalas, todo comprado sin control , en la papelería de la esquina....

Después la etapa de las fiestas de adolescentes. En la terraza de mi hermana. Con su marido, los amigos, risas, bebida, bailes, miradas cargadas de complicidad.... ¡y mucha diversión! ¡Ya eramos los mayores!

Y ahora... pues ahora soy madre. De unos peques muy peques. Que nos miran felices como cuando la peque era yo. Que alucinan porque a las 9 no los mando a dormir. Porque el pequeño más pequeño sale corriendo cuando oye un petardo. Y yo, prefiero esa reunión tranquila, con nuestros amigos, compartiendo confidencias, también risas, pero algo más tranquilos... Levántandonos para ir a la playa al día siguiente, y no despertándonos en la playa.... Las cosas cambian, maduramos ,cambiamos, pero todo es mágico si lo queremos así. Y yo lo quiero, por supuesto. Me imagino dentro de muchos años al lado de este gran hombre que es mi marido, tomando un cava juntitos, ya sin grandes bailes, sin muchos petardos, pero riendo, riendo mucho.Aunque se nos mueva la dentadura para entonces....

viernes, 11 de junio de 2010

HACER FELIZ CON MUY POCO


Esta semana mi pequeña princesa era una pequeña terrorista. No sabia porqué pero desde el lunes venía demostrandome todas sus armas para hacerse realmente odiosa. Contestona, con una mirada retadora, sin ganas de colaborar, llorona,... en fin, todo un suculento coctel que unido a mi cansancio por el trabajo, la casa y todo lo demás, hacía que me sumiese cada noche en un estado de fustración absoluta. ¿Qué estaremos haciendo mal? y sobretodo... ¿Qué le sucede a mi pequeña?

Yo trabajé durante más de cuatro años en un hospital. La gente que trabaja en un hospital, con sus guardias, sus dias de fiesta como laborables... en fin, que ese tipo de gente forma una familia paralela en el centro de trabajo. Y así me sucedió a mi. Después de compartir horas y horas de charlas con un cirujano amigo llamado Vicente, un dia me suelta:


  • yo nunca sería pediatra.

  • ¿Por qué? le pregunté.

  • Un bebé nunca te va a decir nada y un niño realmente no sabe explicar con palabras qué siente, como es su dolor... más que un doctor eres un adivino.

En esos días, donde el papel de la maternidad me parecía algo tan lejano, me parecieron observaciones muy egoistas y feas. ¡Pues trabájatelo! pensaba yo. Ahora, no sé si la experiencia maternal, mis años (que la experiencia de la vida también ayuda...) o qué se yo, me hacen entender sus palabras un poco más. Saber qué le pasa a un niño es muy complicado. Ni ellos mismos saben exactamente qué tienen. Mi princesa tenía sindrome de que no le dedicaba el suficiente tiempo. Y eso lo averigué ayer, despues de 4 dias durisimos.


En el mes de junio, en este santo país, los niños realizan jornada intensiva en el colegio. Un horario totalmente incompatible con la vida laboral de sus padres. En el colegio de mi hija, ofrecen la posibilidad de recogerlos como siempre a las 17h pero claro, al tiempo que están "de más" le llaman permanencias. Yo le llamo parking. Los entretienen con tonterias hasta que vamos los padres más rezagados o los menos afortunados para poder recogerlos a las 13h o a las 16h.

Y mi niña se quedaba casi siempre con los peques, que de su clase quedaban pocos... ella se sentía triste.


  • ¿Por qué las otras mamis vienen y tu no? me preguntaba el año pasado.

  • Porque las otras mamis no tienen que trabajar tanto. Respondía yo.

  • Pues que papi trabaje más y vienes a buscarme pronto...

Sin comentarios. Este año, tiene ya 6 años, y sabe que no puede ser de otra manera. Sólo el miércoles me dijo: no m'agrada quedar-me a permanencies... Me lo dijo en el coche, flojito, sin mirarme, solo se le escapó de su linda boquita. Verbalizaba un sentimiento. Pero mira, estuve atenta. No siempre lo estoy, pero esta vez si. Así que hoy decidí darle una sorpresa. Me compinché con la profesora, avisé que no se quedaría al comedor y me fui a buscarla. Trabajaré el fin de semana. Ya recuperaré las horas... pero su cara de felicidad cuando me vió, cuando estaba preparada para salir disparada a las 13h no tenía precio. Me la llevé a un restaurante chino. No me gustan mucho (de hecho casi nada... amo el japonés, el chino no)pero era por la novedad: las dos solas, ella frente a mi, con su peluche Trasto (fuimos a buscarlo para que compartiera con ella el momento restaurante)su risa permanente, riéndonos tanto cuando he intentado enseñarle a comer con palillos, su mirada absorta observando los dragones del techo (horteras a más no poder, todo hay que decirlo....) la servilleta plegada formando una flor... y diciendome todo el rato: avui es el dia més feliç sense anar a menjador, mama, avui no, avui es el dia més feliç de la meva vida... Huy! que cursi soy, casi lloro....

miércoles, 9 de junio de 2010

ARRIBA ABAJO


Como comentaba en mi estado de Facebook, los estados de ánimo son como las montañas rusas: ahora me gusta, ahora me asusto, ahora quiero bajar, ahora quiero que corra más.... Nunca estás igual. Por mucho que las circunstancias sean siempre las mismas o parecidas, depende de tantos factores que te sientas arriba o abajo.... Posiblemente, si estás en una época feliz de tu vida, sientas que la mayoría de dias estás arriba: tu pelo responde al cepillo a las mil maravillas, sólo te hace falta un poco de color en las mejillas para estar estupenda cuando sales a la calle, esa falda de vuelo cae planita sobre tu vientre y te hace sentir cual modelo en la Fashion Week de Barcelona.... Si la época que vives no es de las mejores, tu pelo se empeña en no seguir esa línea que tanto te gusta, necesitas un kilo de maquillaje, tres de colorete, sombra en tus ojos, carmín en tus labios... para salir a la calle, y esa falda de vuelo parece un tutú de ballet empeñada en elevarse por la curva de tu barriga, que no vientre....

Pero hay que seguir; hay que mantenerse, luchar para que el momento malo pase y el bueno permanezca. Yo lo intento siempre. Y no por nada especial, si no por el amor a la vida que siento. Amo estar viva, estar aqui. Amo ver a mis hijos, a mi pareja, a mi familia, a mi misma cada mañana. Amo respirar, sentir, sufrir, reir, llorar... Amo el coctel de emociones que es vivir. Tal vez no pueda controlar siempre la curva de mi vagoneta en esa montaña rusa que es la vida, pero al menos he subido a la atracción... no soy esos que veo abajo, pequeñitos, como puntos... haciendo cola.

martes, 8 de junio de 2010

PERDER LA INDEPENDENCIA...GUSTOSAMENTE


Es curioso. Yo siempre he sido muy independiente. O al menos he luchado por serlo, que conseguirlo es otra cosa. Me fui pronto de casa, me fui de mi vida cómoda de casada buscando algo mejor, me fui de varios trabajos que no me aportaban nada... huí de compromisos establecidos y de comportamientos estandarizados... pero he caído. Ya no soy o no quiero ser tan independiente. Tengo una dependencia bestial. Me encanta esta cadena. Me encanta sentirme así, aunque en el fondo piense que mucha gente no lo entenderá. Me encanta estar deseando volver a casa y ver a mis hijos. Dependo de ellos. Y no me importa en absoluto.

Hace un par de semanas nos fuimos mi marido y yo (gracias a mi amiga Montse y a su marido) de fin de semana de pareja. Genial. Único. Un hotel de lujo, con campo de Golf incluído. Un spa que disfrutamos de lo lindo. Incluso él se agenció con un masaje relajante de 60 minutos. Yo me dí un baño en una bañera espectacular que ofrecía música clásica como compañía. Mi libro (hacía meses que no encontraba un momento para leer sin que se me cerraran los ojos) y una buena bebida. Tiempo para nosotros, tiempo para mi. Tiempo para seguir cuidando esta pareja que me gusta tanto, esta relación que nos llena a ambos de una manera infinita. Tiempo para amarnos sin estar pendientes del llanto de un bebé.

Pero mi cabecita, al dia siguiente ya se había ido a otro sitio. Estaba buscando la risa de mi bebé, la cara de pilla de mi princesa, los bracitos entrelazados de los dos alrededor de mi cuello. Me tienen robado el pensamiento. Ya no soy esa chica rebelde e independiente que criticaba a las mujeres dependientes de sus hijos... Me como mis criticas con patatas... o a palo seco, porque para mamis dependientes yo. Y gustosamente.

jueves, 3 de junio de 2010

MORIR


La muerte es un hecho. Un hecho rotundo. A todos nos da miedo hasta su nombre. Aunque algunos no quieran reconocerlo.

La muerte habita entre nosotros, es el dia a dia de noticiarios, de hospitales a los cuales vamos, de padres, abuelos, amigos, propios o de conocidos. Todos sabemos qué es la muerte. Todos casi cada dia estamos directa o indirectamente relacionados con ella. ¿Quién no ha matado un insecto en algun momento del dia?Lo aplastas y ¡plaf! está muerto. Pero no lo piensas. Acabaste con su existencia, pero no lo piensas. Lo ves, lo sabes, pero no lo piensas. Sólo piensas en ella cuando te toca de cerca. Alguien querido o algún conocido cercano deja de estar. Entonces te embarga un sentimiento de pena. Pena por él, y pena... ay, ay por ti.

Por ese sentimiento de soledad que deja la persona que se va. No voy a escribir cómo te sientes de sola porque grandes escritores lo han hecho ya por mi y muy bien por cierto. Pena por saber que es un destino común que nadie controla. No sabemos cuando será nuestro dia. De repente un accidente, una enfermedad que se manifiesta, un dolor inoportuno... algo no funciona. Y ya nada es igual. Hemos entrado en el corredor... el corredor de la muerte. Ese corredor que nos parece que andan otros, pero que tiene una puerta para nosotros justo en el momento menos esperado.

Besos Joan Manel, llevate muchas cosas, pero déjanos tu recuerdo. Eso, afortunadamente, no se lo lleva la muerte.

SE ACABÓ!

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