viernes, 11 de junio de 2010

HACER FELIZ CON MUY POCO


Esta semana mi pequeña princesa era una pequeña terrorista. No sabia porqué pero desde el lunes venía demostrandome todas sus armas para hacerse realmente odiosa. Contestona, con una mirada retadora, sin ganas de colaborar, llorona,... en fin, todo un suculento coctel que unido a mi cansancio por el trabajo, la casa y todo lo demás, hacía que me sumiese cada noche en un estado de fustración absoluta. ¿Qué estaremos haciendo mal? y sobretodo... ¿Qué le sucede a mi pequeña?

Yo trabajé durante más de cuatro años en un hospital. La gente que trabaja en un hospital, con sus guardias, sus dias de fiesta como laborables... en fin, que ese tipo de gente forma una familia paralela en el centro de trabajo. Y así me sucedió a mi. Después de compartir horas y horas de charlas con un cirujano amigo llamado Vicente, un dia me suelta:


  • yo nunca sería pediatra.

  • ¿Por qué? le pregunté.

  • Un bebé nunca te va a decir nada y un niño realmente no sabe explicar con palabras qué siente, como es su dolor... más que un doctor eres un adivino.

En esos días, donde el papel de la maternidad me parecía algo tan lejano, me parecieron observaciones muy egoistas y feas. ¡Pues trabájatelo! pensaba yo. Ahora, no sé si la experiencia maternal, mis años (que la experiencia de la vida también ayuda...) o qué se yo, me hacen entender sus palabras un poco más. Saber qué le pasa a un niño es muy complicado. Ni ellos mismos saben exactamente qué tienen. Mi princesa tenía sindrome de que no le dedicaba el suficiente tiempo. Y eso lo averigué ayer, despues de 4 dias durisimos.


En el mes de junio, en este santo país, los niños realizan jornada intensiva en el colegio. Un horario totalmente incompatible con la vida laboral de sus padres. En el colegio de mi hija, ofrecen la posibilidad de recogerlos como siempre a las 17h pero claro, al tiempo que están "de más" le llaman permanencias. Yo le llamo parking. Los entretienen con tonterias hasta que vamos los padres más rezagados o los menos afortunados para poder recogerlos a las 13h o a las 16h.

Y mi niña se quedaba casi siempre con los peques, que de su clase quedaban pocos... ella se sentía triste.


  • ¿Por qué las otras mamis vienen y tu no? me preguntaba el año pasado.

  • Porque las otras mamis no tienen que trabajar tanto. Respondía yo.

  • Pues que papi trabaje más y vienes a buscarme pronto...

Sin comentarios. Este año, tiene ya 6 años, y sabe que no puede ser de otra manera. Sólo el miércoles me dijo: no m'agrada quedar-me a permanencies... Me lo dijo en el coche, flojito, sin mirarme, solo se le escapó de su linda boquita. Verbalizaba un sentimiento. Pero mira, estuve atenta. No siempre lo estoy, pero esta vez si. Así que hoy decidí darle una sorpresa. Me compinché con la profesora, avisé que no se quedaría al comedor y me fui a buscarla. Trabajaré el fin de semana. Ya recuperaré las horas... pero su cara de felicidad cuando me vió, cuando estaba preparada para salir disparada a las 13h no tenía precio. Me la llevé a un restaurante chino. No me gustan mucho (de hecho casi nada... amo el japonés, el chino no)pero era por la novedad: las dos solas, ella frente a mi, con su peluche Trasto (fuimos a buscarlo para que compartiera con ella el momento restaurante)su risa permanente, riéndonos tanto cuando he intentado enseñarle a comer con palillos, su mirada absorta observando los dragones del techo (horteras a más no poder, todo hay que decirlo....) la servilleta plegada formando una flor... y diciendome todo el rato: avui es el dia més feliç sense anar a menjador, mama, avui no, avui es el dia més feliç de la meva vida... Huy! que cursi soy, casi lloro....

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