sábado, 1 de agosto de 2009

LA MALCONTENTA




Dice la historia que en el siglo XIX existió una empordanesa tan guapa como exigente. Buena madre, mejor esposa, queria que la belleza del Empordà se reflejara en su hogar... buscaba lo mejor y todo le parecía poco, por ello la llamaban la Malcontenta. Existe un hotel en Palamós, muy cerquita de la playa d'Es Castell (playa protegida ) LA MALCONTENTA, que es fiel reflejo del buen hacer de esta señora. En el 2005 fue restaurado, una preciosa masia que conserva su estructura original pero adaptada a las comodidades del S.XXI. El espíritu que lo impregna es el de paz y tranquilidad. Grandes Sofás realizados en hilo blanco se mezclan con maderas nobles, algunas guardan entre sus puertas agradables libros para olvidarnos de que el estres existe.


El jardín, inmenso, está decorado con un porche muy acogedor, con sillas y sillones de mimbre, envueltos en cortinas de algodón blanquísimo, que te aislan, con su suave vaivén, de la tramuntana empordanesa. Las luces son ténues, alguna vela aqui y allà y sobretodo la sensación que eres el único huesped de todo el hotel.


Dentro, las habitaciones, grandes bungalows con todo lujo de detalles. Una cama que llaman XL ,por el gran tamaño que tiene: 2,20cms de ancho por algo más de 2mts de largo. Camas vestidas con dosel y sábanas de hilo, de ese hilo tan agradable que te invita al sueño.


Un albornoz blanco y mullido te espera con los brazos abiertos, juntos a unas zapatillas de algodón relucientes, cuando sales del baño. Es como si hubieses entrado en el castillo de La Bella y la Bestia, donde los objetos cobran vida... eso sí, sin Bestia.


Lujos propios de este siglo: TV panorámica de plasma, Equipo de Musica Bang & Loufsen, jabones y cremas por todo el baño....


La piscina es de otro mundo. Agua que se asoma al borde, como queriendo cubrir los lados de cemento para que no se vean... butacas que son sofas, con sus grandes cojines, sus toallas mullidas, sus sombrillas enormes... un bar para amenizar ese bañito, y como única compañía los pájaros, golondrinas, y demás aves que por mi espíritu cosmopolita desconozco. La piscina está rodeada de verde, y más verde, así que cuando te sumerjes en el agua casi pidiendo perdón por romper esa armonia, tus ojos solo alcanzan a ver naturaleza en estado pacífico(que no me veo yo bañandome al lado de un miura, vamos...)


Este pasado fin de semana fuimos obsequidados con una estancia allí. Nuestros amigos Nuria y Walter sabian de nuestro deseo de visitarlo, y de lo delicado de nuestro monedero para conseguirlo, así que ni se lo pensaron: fue el primer regalo de bodas, pero nunca llegarán a imaginar lo que llegamos a disfrutarlo. Volveremos, la paz de alli nos espera....

2 comentarios:

Marta dijo...

Cuando estamos en Platga d'Aro siempre vamos a la playa del Castell, es preciosa. Cada vez que vemos el hotel nos dan ganas tremendas de ir a conocerlo, se ve espectacular! Qué suerte niña!
Espero que estés disfrutando.
Besos

kira permanyer dijo...

Pues a ti te encantaria, Marta, os lo aconsejo de verdad. Mil besos guapetona

SE ACABÓ!

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